lunes, 11 de junio de 2012

Megaupload (5º Post)

El cierre de Megaupload denota una lentitud en la actualización de ideas e ideales en materia de protección de propiedad intelectual.

Quizás el siguiente ejemplo que voy a escribir no sea el más indicado dada la división de opiniones que existe, pero hoy en día, qué tema no tiene un debate abierto?
Volviendo a mi ejemplo para escenificar el caso de Megaupload, la Iglesia que tiene unos principios firmes, no se amolda a los tiempos actuales en ciertas decisiones, cuyos fínes beneficiarían tanto a unos como a otros.
En este caso la "Iglesia" serían las compañías discográficas, compañías cinematográficas o demas miembros de esta industria de contenidos.
Realizo este símil, porque me parece que ambas instituciones están al frente de una gran parte de la sociedad y no son capaces de actualizar sus ideas a los tiempos que corren y asi participar en un beneficio mayoritario para todos.
Tanto estas instituciones como muchas otras, han de actualizarse de manera contínua para poder hacer frente a los distintos problemas o a las diferentes oportunidades que ofrece el mercado o la sociedad.

Me explico centrándome, obviamente, en la industria del entretenimiento y de la música. Durante muchos años han podido disfrutar de nuestro libre consumo de sus productos. Sin embargo, gracias a internet y todo el desarrollo tecnológico transcurrido, la capacidad de nuestro consumo a cualquier precio se ha reducido considerablemente.

El hecho de que la industria de contenido se mantenga inmóvil a la hora de facilitar el consumo de ese propio contenido a bajo precio provoca que ciertas personas crean plataformas donde poder distribuir ese contenido de manera gratuita y poder lucrarse de alguna manera mediante anuncios o cuentas personalizadas.

Las leyes SINDE o SOPA defienden la protección de la propiedad intelectual pero desde una posición muy rígida, sobre todo en el caso de SINDE que es la vigente en España. Ha sido poco respaldada por los implicados y no tiene la repercusión a nivel nacional que tiene la ley SOPA en EE.UU. por ejemplo.

Al tener mas repercusión surgen maá defensores y detractores a su vez. En EE.UU. la colaboración de artistas reconocidos ha sido clave para defender la postura de éstos en contra de la ley SINDE.
Ellos mismos son propietarios de derechos de autor y aún así han defendido páginas de contenido gratuito como Megaupload, Spotify y demás plataformas.

Ese es el primer paso que, en mi opinión, ha de dar la industria de contenidos. Ya que el fenómeno de piratería no tiene parangón y los precios se mantienen firmes, debería de dar un paso adelante y enfrentarse a la realidad de su mercado.
La mejor manera de conseguir una cuota de mercado considerable, e incluso aumentarla,es aunándose con estas plataformas, mediante acuerdos o convenios que hagan un reparto justo de las ganancias.

Ya que las pérdidas ocasionadas por la distribución gratuita de sus contenidos son millonarias, no ayuda el hecho de mantenerse firme sin ninguna flexibilidad sobre un posible reparto equitativo que generaría una distribucion gratuita de contenido y cobro coherente por los derechos de autor.

Se necesita una actualización de ese derecho a la propiedad intelectual para poder replantear un sistema distinto de cobro por derechos de autor.
En la actualidad, la red nos ofrece la posibilidad de compartir información y contenido, hecho imposible décadas atrás.
Sin embargo, las directrices sobre la propiedad intelectual no ha evolucionado a la par y eso ha generado un retraso "generacional".
Las condiciones de autor han de cambiar, ya que sus contenidos están al alcance de cualquiera conllevando su libre circulación por la red.

A pesar de ese riesgo, la industria se mantienen en sus trece y no pretende cambiar absolutamente ya que nada le favorece económicamente. Ese cierre en banda por su parte no hace más que crear más enemigos y aunque con el tiempo acabe con ellos judicialmente (cierre de Megaupload), los consumidores son conscientes de que su ocio está atado de manos y pies por unas multinacionales que se niegan a perder un sólo euro de lo que ellas cree que les corresponde.

Aún así, siendo la mayor perjudicada sigue perdiendo dinero a diario con sus productos y no se da cuenta que su supervivencia tendrá que convivir con las futuribles formas de distribuir su producto gratuitamente.
Siendo coherentes con los tiempos que corren, tanto económicamente como tecnológicamente, la industria debería replantear seriamente su sistema de ingresos, lo que viene a ser los precios exigidos.
Si lo hace, los consumidores comprarían directamente sin tener que acudir a mercados o portales ilegales.
En caso contrario,  debería ella misma inventarse un sistema de distribucion tal como Spotify, el cual ha conseguido poner música a disposición de cualquier persona y sin infringir ninguna ley, simplemente poniéndose de acuerdo económicamente con las discográficas.

Los artistas son el elemento clave de esta guerra, ya que su defensa a ultranza a favor de portales como Youtube nos hacen ver que, siendo autores, no restringen esa libre distribución ya que su obra adquiere una dimensión mundial gracias a esa libre circulación por la red.

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