martes, 12 de octubre de 2010

Cancamusa?

Cancamusa es un término del que mucha gente desconoce su significado y su trascendencia dentro de nuestra sociedad actual.
No voy a repetir la definición de este término ya que este blog será visto por mis compañeros de clase y mi profesor de Comercio Electrónico, y yo apostaría mucho dinero a que ya tienen una idea bastante clara de lo que significa “cancamusa”.

Pero por si hay algún curioso de desconocido origen, la cancamusa se puede definir como la manera o forma, que adopta una empresa, de desorientar a los usuarios de manera que crean una imagen corporativa muy alejada de la realidad de dicha compañía, haciendo uso de discursos que carecen de sentido económico y algunas veces, de sentido común.

En este caso, nos hemos basado en la palabra cancamusa dentro del ámbito económico que es el que nos compete.
Dos de los casos más conocidos y de los que tienen más repercusión a nivel nacional son FON y Mobuzz, archiconocidos y con la etiqueta de fracasos empresariales, lastre que han de soportar sus fundadores. Enrique Dans, cofundador de Mobuzz, podría considerarse, uno de los precursores de la cancamusa aprovechando el tirón y crecimiento de las páginas webs 2.0.

Su visión de éxito empresarial dista mucho de la mía propia, ya que su propuesta se basa en crear una imagen superficial de la empresa a los ojos de los posible inversores/usuarios del servicio, en este caso Mobuzz. Sin embargo, su plan de financiación era tan deficiente que tuvo que verse obligado a pedir donaciones a los usuarios, algo que carece de moral empresarial ya que las empresas están para ofrecer un servici y no para pedir dinero en cuanto se ven entre la espalda y la pared.

Pero salgamos un poco de la burbuja económica y adentrémonos en el mundo de la construcción, bastante sacudido por la crisis (como bien apuntaba Enrique para salir al paso de las críticas).
Últimamente, lo que conocemos como economía de la cancamusa pasa a ser nombrado construcción de la cancamusa.

Yo que estoy rodeado de estudiantes de arquitectura, me veo unido al tema arquitectónico y podríamos considerarnos primos hermanos en esto de la cancamusa. Os explico el por qué.
Al igual que existe un empresario con un proyecto, hay un arquitecto que se encuentra con un proyecto al que quiere dar salida.

Si se tratase de un arquitecto, hablando en plata, con dos dedos de frente, se ocuparía de proyectar la construcción, realizar los planos, construir maquetas, y demás pasos necesarios buscando la perfección en los detalles más técnicos ya que los gustos no están escritos.

Pero si habláramos de un arquitecto “cancamusero”, estaríamos viendo a una persona que no profundizaría en ningún detalle de la construcción, sino todo lo contrario, se encargaría de darle una imagen y una publicidad que ocultarían la carencia de trabajo que presenta el proyecto.
Por lo visto, en la construcción está creciendo la misma dinámica que en el ámbito empresarial, es decir, venderte la moto de la mejor forma posible. Gastos impensables en publicidad y marketing, discursos trabajados para vendernos una idea borrosa del proyecto en sí, con el afán de aprovecharse de algún inocente que muerda el anzuelo.

Cuanto menos he trabajado sobre una idea o un proyecto, más publicidad le doy y más credibilidad le quiero dar, al rodearlo de detalles externos que pueden hacer cambiar nuestra opinión pero nada más lejos de la realidad, si conservamos nuestro sentido común.

Después de esta comparación, podemos constatar que la cancamusa es un movimiento que se expande en distintos ámbitos tocados por la crisis y su consiguiente recesión.

Sin embargo, en estos tiempos de austeridad es cuando peor le van las cosas a estos ¿cantamañanas?, ya que la falta de liquidez nos construye un muro de desconfianza ante una inversión de la que desconocemos su proceso o funcionamiento.
Hace 5 años atrás, cuando los proyectos inmobiliarios y empresariales estaban en su pleno auge, la gente se peleaba para invertir, con resultados nefastos como el de FON o Mobuzz.

Para concluir, creo que esta crisis que estamos sufriendo tiene sus puntos positivos y uno de ellos es que nos concienciará de los errores cometidos en el pasado para no volver a cometerlos en el futuro y alargando el mayor tiempo posible el próximo ciclo de crecimiento que vaya a surgir, ya no solo económico sino social y moral.

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